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Los ciclos de sueño son ritmos biológicos esenciales para nuestro descanso que se sincronizan con los ritmos ambientales como la luz solar y que se repiten varias veces durante la noche. Hablamos de ciclo cuando se completan todas las etapas de un sueño: sueño no-REM y REM (de los que hablaremos en otra publicación).
Los estudios clásicos recomendaban cumplir entre 4 y 5 ciclos completos de sueño. Si un ciclo dura aproximadamente 90-100 min, 5 ciclos serían aproximadamente 7h30 – 8h20. Aunque es importante recalcar que estos estudios tienen un sesgo de género significativo, ya que al presentar ritmos circadianos más largos, las mujeres necesitan más horas de sueño. Así que esta recomendación tan popularizada habría que adaptarla según el caso, calculando además el tiempo que cada persona tarda en dormir.
Pero independientemente del número de ciclos, qué ocurre cuando interrumpimos repetidamente un ciclo?
Cuando esto ocurre estamos fragmentando nuestros ciclos y en consecuencia presentaremos dificultades en la adquisición de nueva información u olvidos frecuentes, disminución de la fluidez verbal y en general nos sentiremos menos descansados.
Un ejemplo habitual puede ser la programación de varias alarmas con intervalos cortos entre sí, o la interrupción del sueño con la llegada de un bebé. Para el segundo caso solo nos consuela pensar que es algo temporal, pero para la programación de alarmas lo más recomendable sería levantarse con la primera (aunque sabemos que es difícil).
